Quen dixo que se perdera a tradición galega do escarnio e do maldizer? Perderíase a poesía das cantigas e agora non haberá Joan Soares Colello, Fernán García nin Airas Peres, pero aínda queda algún cego que vai cantando pola feira da vida. Luis Sotelo –chéirame a pseudónimo–, por exemplo, publica hoxe en La Región a seguinte diatriba contra o editor de La Voz de Galicia, Santiago Rey:
“Al dueño de La Voz de Galicia, Santiago Rey, se dirigía en una publicación coruñesa el socio y accionista del Deportivo nº 25.640: ‘Santiaguito, te recuerdo muy bien en aquellos tiempos que jugabas en el jardincillo de la Dársena, frente a la Redacción de La Voz. Recuerdo que las chachas no nos dejaban jugar contigo, porque decías blasfemias y muchos tacos. Tan ya de pequeñito’. Pues, han pasado los años pero Santiaguito sigue siendo el mismo. El mismo incluso que allá por los años 70 llegaba con su flamante Jaguar al Club de Golf y se bajaba del bólido como si se tratara de un 600, eso sí dejando que se notara que Santiaguito era Santiaguito con chaqueta de paño inglesa, camisa abierta y el inevitable pañuelo de seda al cuello que se había convertido en la marca de fábrica, en la etiqueta distintiva, de todo el pijerío que se dejaba ver, mejor admirar, por los club de yates o de golf de Galicia. En aquella misma publicación, donde se le llama ‘el maltratador del Deportivo’, se daba la siguiente nota biográfica del personaje: ‘Su padre, Emilio Rey, originario de Betanzos, era un hombre sin estudios pero emprendedor, con sus hermanos fundó el sello YER (Rey al revés), un sucedáneo de la aspirina en el periodo entreguerras. El éxito le proporcionó una gran fortuna para la época, se vino a La Coruña y le permitió comprar varios cines, entre ellos el Colón. Se casó con doña María Victoria Fernández-España, viuda (dueña de La Voz de Galicia) y que aportaba al matrimonio dos hijas. Con ella tuvo otros tres: Emilio, Paloma y Santiago. Emilio Rey padre dejó en herencia, entre otras cosas, un periódico modernizado. Santiago se encargó de ‘clarear’ las participaciones en el mismo de su hermana, hermanastras y de su madre. Dio el poder del periódico a sus hijos y a su mujer. Después los desheredó (lo que sí es un relevo ‘por gestión’). No tienen relación. Cambió el nombre de la Fundación Fernández Latorre (su bisabuelo) para ponerle su propio nombre, Santiago Rey. El ayuntamiento le ofrecía una calle, pero él se empeñó en que quería una avenida. Tuvieron que quitar la mitad de la de su abuelo. Nadie de los Fernández Latorre tiene relación con él. El único amigo, familiar, que le quedaba, el que lo ayudó y lo acogió numerosas tardes en su casa del Parrote, huyendo de la soledad y del desprecio de la familia, fue su primo Enrique Fernández-Latorre; hoy tampoco tiene relación’. En la misma publicación se le atribuyen como ‘sus éxitos profesionales’ los siguientes: ‘Cerró Diario 16, 118 trabajadores de una cabecera histórica de la transición se quedaron sin trabajo. Cerró el diario deportivo local Meta Sport. Cerró La Voz de Baleares. Cerró todas las emisoras de Radio Voz de fuera de Galicia (después de recibir una graciosa ayuda pública). Todavía no ha conseguido cerrar La Voz de Galicia con una notable deuda de casi 10.000 millones de pesetas, más del 80% a corto plazo, siendo asimismo la empresa de comunicación más subvencionada por la Xunta de Galicia’. Y ya puestos a hablar de la Xunta, una ingenua pregunta que se hacen no pocos coruñeses: ¿Cómo es posible y por qué la Xunta de Galicia mantiene paralizado desde el 5 de mayo de 2006 el expediente de expulsión que le fue abierto en el Club de Golf por llamar ‘hijo de puta’ y otros insultos al entonces presidente de la entidad al tiempo que le amenazaba con ‘dar unas hostias’? ¿Están las administraciones públicas para estas cosas?"
6 comentarios:
Cáspitas, como zumban!
E quen é este Luis Sotelo, lingua de trapo?
o que si parece que vai conseguir cerrar e "La región"... e sin pisala.
So Sotelo ese debe ser alguén que sabe que vai morrer, e quere morrer matando.
Poi eu, entre un señorito da Coruña e outro de Ourense, escollería o mango dunha escoba. Para darlles no lombo con el aos dous e correlos hasta Benavente polo menos.
O que conta o autor do artigo de La Región acerca de que Santiago Rey vai por aí ofrecendo dar "dúas hostias" xa ten un antecedente. A vez en que o editor de La Voz lle arreou ao agora difunto Juan Tomás de Salas, daquela editor dedo semanario Cambo 16 e do xornal Diario 16, durante unha reunión da Asociación de Editores de Diarios.
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